El DECANTER (2° parte): cómo limpiarlo

Frecuentemente se da el caso de que tenemos un decantador y no lo utilizamos (o lo hacemos muy poco) para no tener que enfrentar la pesadilla de limpiarlo. Lo intrincado de sus formas hace difícil llegar a todos los rincones y dejarlo impecable así que en esta ocasión, continuando con el hilo del artículo anterior, veremos cómo superar el escollo.

La solución más rápida y definitiva es lavarlo inmediatamente después de utilizarlo evitando que los restos de vino se sequen en el fondo. Sin embargo, y lógicamente, la mayoría de las veces no estamos dispuestos a interrumpir un buen momento sólo para limpiar, por lo que la tarea queda relegada a una circunstancia más oportuna que puede llegar varias horas después permitiendo que se formen manchas difíciles de remover.

En el mercado existen diferentes productos diseñados específicamente para esto, aunque también hay soluciones «caseras» que funcionan muy bien.

El cepillo flexible es la herramienta por excelencia para limpiar recipientes de cuello estrecho por donde no se puede introducir la mano, ya que puede adaptarse a las formas del mismo y llegar a todos los puntos donde sea necesario frotar para eliminar restos de suciedad. Se utiliza con agua y un poco de detergente neutro para despegar cualquier residuo persistente, enjuagando luego con abundante agua para evitar que queden aromas no deseados.

Cepillo magnético es un utensilio de dos piezas imantadas con cerdas de silicona que permiten limpiar fácilmente ambas caras del decantador a la vez.

Bolas de acero inoxidable son pequeñas esferas de metal que se colocan dentro del decantador con un poco de agua y detergente y se agitan suavemente con movimientos circulares para eliminar por arrastre las manchas de vino.

Pero de no contar con ninguno de estos artilugios, se puede lograr el mismo objetivo empleando elementos más cotidianos:

Luego de retirar con agua la mayor cantidad posible de restos de vino, se coloca media taza de vinagre blanco y un puñado de sal gruesa dentro del decantador y se agita la mezcla. La sal gruesa actúa por arrastre como las bolas de acero aflojando las manchas y el vinagre disuelve los depósitos. De ser necesario, luego del enjuague se vuelve a verter vinagre y se deja actuar un par de horas.

Otro recurso es, luego de un primer enjuague con agua, colocar una tableta para la limpieza de dentaduras y suficiente agua tibia como para cubrir todas las manchas dentro del decantador, dejarla actuar varias horas y luego enjuagar.

Después de la limpieza es importante dejarlo secar boca abajo, idealmente sobre un soporte para decantador, pero en caso de no tener uno colocarlo sobre una rejilla o sobre una superficie no porosa es suficiente, evitando ubicarlo sobre paños o madera que pueden generar la aparición de olores extraños.

Con estos simples cuidados nuestro decantador estará siempre listo para lucirse y ¡libre de excusas!