
CABERNET FRANC: elegante y majestuosa
El 4 de diciembre se celebra a nivel mundial el día del Cabernet Franc, y en este artículo tocaremos algunos puntos relevantes sobre esta variedad.
Se estima que esta cepa es originaria del Valle del Loira, región ubicada en el centro de Francia y que desde allí se extendió hacia Libourne, Burdeos, en la primera mitad del siglo XVII
Allí adquirió gran relevancia como parte de los blends de Burdeos, aportando frescura y vivacidad a los assamblages elaborados con Cabernet Sauvignon y Merlot, aunque también suele elaborarse como varietal puro en Chinon (Valle del Loira).
Por otra parte, es una de las cepas que dio origen a otra uva sumamente relevante en el mundo del vino: se calcula que a mediados del siglo XVII se produjo un cruce genético entre cepas de Cabernet Franc y de Sauvignon Blanc surgiendo así la variedad Cabernet Sauvignon.
La variedad Cabernet Franc es una planta vigorosa, de ciclo más corto que el Cabernet Sauvignon, es resistente y se caracteriza por una brotación temprana a media, lo que facilita su adaptación a zonas frías donde logra excelente calidad. Produce racimos de tamaño pequeño a mediano aunque no muy compactos de bayas esféricas, pequeñas y de color azul oscuro. En general es bastante resistente, aunque presenta sensibilidad al oidio y la botrytis.
A grandes rasgos pueden diferenciarse dos tipos de Cabernet Franc: los de zonas frías o de altura, en los que predomina la sensación de fruta roja fresca, con cuerpo medio; y los de zonas cálidas, más herbáceos, con mayor presencia de piracinas, aromas de frutas negras y un poco más de cuerpo.
Las características del vino irán variando ligeramente según el terroir, pero en esencia se distingue por sus notas frutales, principalmente ciruelas, cassis, grosellas y cerezas, con un toque especiado y herbáceo. Y aunque por momentos recuerda al Cabernet Sauvignon, es más ligero, más claro a la vista y de taninos más suaves.
Esto la vuelve una variedad elegante y majestuosa que da origen a vinos aromáticos y de textura delicada que generalmente envejecen muy bien en barricas de tostado medio nuevas o de un solo uso.
A nuestro país llegó como una más de las variedades francesas introducidas hacia la segunda mitad del siglo XIX.
En Mendoza particularmente, fue Tiburcio Benegas, quien introdujo las primeras plantas en 1899. La cepa luego se fue extendiendo por lo que hoy son los departamentos de Luján de Cuyo y Maipú, pero mezclada con otras variedades tintas, lo que contribuyó a que durante mucho tiempo fuera confundida en los viñedos con Merlot y Carmenere hasta que en 1989 fue diferenciada ampelográficamente por el Ing. Agrónomo Raúl Alcalde.
A partir de la década de 1990 se produce un cambio radical en la industria vitivinícola argentina y en lugar de hacer foco el la cantidad se pone el acento en la calidad. Esto lleva a una notoria reducción de los volúmenes de producción con el objetivo de lograr vinos que se destacaran. Es entonces cuando comienza el auge de los varietales como sinónimo de buen vino. Sin embargo, el Cabernet Franc siguió siendo parte de vinos de corte, constituidos en gran medida por Cabernet Sauvignon y Merlot, para aportar una capa más de aroma y sabor.
Es en los últimos diez a quince años aproximadamente cuando adquiere relevancia suficiente en el mercado como para que muchas marcas empezaran a incorporarlo en sus portfolios.
Actualmente en el país hay casi 1500 hectáreas de cabernet Franc, la mayoría de las cuales (cerca del 80%) se ubican en la provincia de Mendoza, distribuidas principalmente en el Valle de Uco, Luján de Cuyo y Maipú.
Ya en lo que se refiere concretamente a la percepción de los atributos de estos vinos, en general, a la vista se presentan de color rojo rubí, brillante y profundo aunque no tan intenso como el del Cabernet Sauvignon. Cuando son jóvenes hay un tinte violáceo que va virando a notas de marrón que lo hacen más interesante a medida que madura.
También son muy aromáticos con predominio de frutos rojos maduros como frambuesa, cereza y mora. Otro descriptor típico de la variedad es el morrón rojo asado con alguna nota herbácea y especiada. En función del tiempo de contacto con madera de roble irán desarrollando aromas de vainilla, cuero y tabaco.
En boca resultan algo tánicos pero con un cuerpo medio y textura elegante. Se mantiene presente la sensación de frutos rojos a los que la madera aporta notas de cacao y café.
Este conjunto hace que acompañen muy bien tanto platos carnes asadas, verduras asadas como berenjena, pimiento morrón rojo o verde, cebollas y ajos. También va muy bien con pastas con salsa de tomate y quesos como el de cabra, brie, azul, gouda, suizo entre en un sinfín de opciones.

Exigente Reserva Cabernet Franc
Es un muy buen exponente de esta variedad ya que expresa aromas de frutas rojas maduras y un dejo especiado junto con notas de caramelo, chocolate y vainilla aportados por la crianza en roble.
¡SALUD!

